Dibujaba ventanas en todas partes.
En los muros demasiado altos,
en los muros demasiado bajos,
en las paredes obtusas, en los rincones,
en el aire y hasta en los techos.
Dibujaba ventanas como si dibujara pájaros.
En el piso, en las noches,
en las miradas palpablemente sordas,
Dibujaba ventanas hasta en las puertas.
Pero nunca dibujó una puerta.
No quería ni entrar ni salir.
Sabía que no se puede.
Solamente quería: ver
Dibujaba ventanas.
En todas partes.
Roberto Juarroz

Los proyectos murales tienen esos “espacio-tiempos” a los que, por suerte, me he acostumbrado porque me han demostrado siempre que dejan un lugar a la sorpresa y al encuentro con lo nuevo e inesperado. Conocer los espacios a pintar en un futuro, a la gente que se acerca a ofrecer su deseo inmenso que algún día eso suceda está dentro de lo que uno se cruza en las previas de los preparativos y planificación. Tomar el tren de Roma a Milán fue ya un estímulo enorme para mi mente inquieta y tomaba apuntes en libretas con rápidos bocetos, como poeta que anota palabras que la mente le susurra cuando el mundo lo impacta. Pero lo más bello fue el tren de Milán a Solbiate, sus pueblos, su industria, ver cómo se elevaba el territorio hacia los Pre Alpes. Qué regalo más bello… y la historia comenzaba. TE ESPERO EN LA ESTACIÓN, “te bajás en Albizate Solbiate y ahí estaré”- me escribió Sabatino en el teléfono. Esa actitud es suficiente para sentir el sostén necesario cuando alguien es el Gestor de un proyecto que ya nació hace tantos años y que Sabatino junto a las autoridades de Solbiate continúan a llevar adelante. Ese mismo día iba a ser la presentación del proyecto en la biblioteca, allí pude ver las paredes que en un futuro podrán ser protagonistas de niños y adolescentes pintando juntos, quizás escuchando música, bailando o compartiendo una tarde de comidas, mientras todos nos habremos manchado las manos. Frente a la Biblioteca, una torre que me mostraron como parte del plan para señalizar la ciudad y la esquina de la fábrica que es un punto estratégico para pensar diferentes técnicas posibles de mural para embellecer la esquina. Estaban presentes las autoridades, el Alcalde Oreste Batiston, un persona que sonríe continuamente y te observa como abrazándote, el presentador oficial del evento Sabatino Anechiaricco con su impronta de animador y calor argentino-italiano para todos, la Cónsul Argentina en Milán Daniela Jaite y los tres relatores: Gabriela Spector y Gino Corsanini, ambos escultores, y quien suscribe.
Si hay algo que es de destacar es que la organización de este encuentro tuvo en cuenta que entre cada exposición Claudio Farinone interprete en guitarra temas íntimamente relacionados al expositor. Escuchar Alfonsina y el Mar o Astor Piazzolla interpretados de manera maestra dejaban un susurro de dulzura en el escenario para conectar con el público de manera directa.
Las exposiciones fueron, en el caso de Gino Corsanini, para contarle a la gente presente qué es crear, cómo crea un escultor, de qué manera se extrae el mármol de una cantera y cómo es el ritual de trabajar con una piedra que tiene millones de años. Gabriela Spector nos contó, con su forma dinámica, cómo se realiza una escultura contemporánea y todo lo que contempla el emplazamiento de la misma. En mi caso, como tercer orador, disfruté primero las presentaciones de estos artistas, me enteré de cuánto tiene que hacer un escultor, de la manera sensible de manejarse en el mundo y percibirlo también. Hacer murales  PENSAR LA PARED, comencé contando eso y mostrando a la gente las múltiples formas de hacer mural y sus técnicas, algo que vengo haciendo en Argentina, Latinoamérica, India y, ahora, en Italia. Muralismo y Arte público fue mi exposición y el énfasis del discurso estuvo puesto en cómo el trabajador muralista debe contemplar el trabajo CON la gente y la comunidad.
Al finalizar el acto nos regalaron un libro -gracias a la gentileza y colaboración activa de Manuela Villa asesora de Cultura- acerca de la historia de Solbiate Arno, que devoré en mi camino de vuelta a casa y que me dio tantas ideas para el futuro. Toda la organización del evento fue de una profesionalidad digna de destacar, el escenario con sus banderas, la asistencia constante de Sabatino hacia los oradores, los regalos a cada uno, la presencia de la Cónsul Argentina Daniela en el evento, quien trajo libros que fueron donados a la biblioteca, muchos de ellos de excelente calidad con quienes he trabajado en mis tantos años de escuela en Argentina.
Seguro habrá tantas personas más en la organización de semejante evento, aquellas que en el silencio del hacer diario representan lo valioso que es hacer en comunidad y que es un rincón del amor que se manifiesta y renace cada momento cuando nos juntamos a pensar juntos algo que será para todos.
Para cerrar esa bella tarde, fuimos invitados a una cena con la comunidad de Solbiate, con un plato típico en una mesa preparada para nosotros, y entre platos las banderas de Italia y Argentina, entre charla y charla, veíamos a la gente de Solbiate sirviendo en las mesas, una noche solidaria para juntar fondos para la escuela de jardín de Infantes de Solbiate, haciendo rifas, risas y niños a un costado jugando después de haber estado sentado cinco minutos con ganas de levantarse para jugar lejos de los adultos.
Esa noche pensé: qué lindo rincón Argentino era ése, pero después corregí esa idea y sentí que era un espacio común, pensé en la palabra FAMILIA y todo lo que conlleva esa palabra y me volvi a casa sonriendo con mi libro de Solbiate Arno bajo mi brazo.

Pablo Ramirez Arnol

Algunas postales de la jornada: