Ayer, 23 de abril, hubo en Argentina una marcha federal y multitudinaria en defensa de la educación pública en Argentina. La marcha fue convocada por las universidades públicas, pero con el apoyo de la comunidad educativa de varias universidades privadas y de la comunidad en general. Por supuesto otros muchos detalles se pueden leer en los diarios. 
 
Tanto las universidades como el sistema científico son perfectibles y es deseable que sean más eficientes.  Hay discusiones que necesariamente tienen que darse, quizás discusiones difíciles que requieren un ambiente de mentes amplias y abiertas.
 
Nada de eso quita que la educación pública argentina de calidad así como la participación del Estado en el sistema científico sean valores e instituciones deseables de mantener en beneficio del desarrollo del país y sus habitantes.
 
Muchos de nosotros tuvimos el privilegio de formarnos en una universidad pública y en muchos casos no sólo estámos satisfechos, sino que también orgullosos de las casas de altos estudios que nos formaron. Por eso seguimos creyendo en el principio de la educación pública como vehículo de progreso y desarrollo.
 
Si estuviéramos en Argentina, muchos de nosotros habríamos ido a la marcha. Por ese motivo algunos de los miembros de la RCAI se han reunido ayer al mediodía frente a la Embajada Argentina en Roma, adhiriendo simbólicamente a la Marcha Federal Universitaria que tuvo lugar el mismo 23 de abril en muchas ciudades de Argentina.
 
Los miembros de la RCAI allí presentes han entregando en la portineria de la Embajada, una copia de la carta dirigida al Jefe de Gabinete del gobierno argentino firmada por ellos y otros centenares de científicos argentinos residentes en el exterior y miembros activos del Programa RAICES.
 
En la carta, los científicos expresamos nuestra preocupación por el pedido de financiamiento de las Universidades y en general de todo el sistema educativo, de la investigación científica en argentina y por supuesto del programa RAICES que ayuda a aumentar las colaboraciones entre el sistema argentino y los centros de investigación y desarrollo de los 26 países donde existen redes de RAICES.
 
Citando a algunos de los presentes frente a la Embajada “el camino de un desarrollo sostenible en el tiempo es impensable sin apoyarse en el conocimiento científico, en el sentido más amplio del término” y que “la necesidad del financiamiento estatal de la investigación científica para permitir un desarrollo económico y social equilibrado y duradero es una realidad, independientemente de los posicionamientos ideológicos de los distintos gobiernos”.  Efectivamente “gobiernos de izquierda y de derecha, en todo el mundo, han apostado y apuestan a la inversión estatal en investigación científica y tecnológica.” Y pot supuesto recordaron la frase de B. Houssay, hoy tan vigente, como en el momento en que fue pronunciada: “La ciencia no es cara, cara es la ignorancia”