Publicado en la Edición especial (80 Aniversario) de la Revista Medicina (Buenos Aires)

Desde su aislamiento en la década del 80, el virus de la inmunodeficiencia humana (HIV) ha infectado a más de 77 millones de personas. El tratamiento antirretroviral (TARV) controla la carga viral y permite una restauración (parcial) de la actividad inmunológica del paciente, reduciendo notablemente la mortalidad asociada a la infección por HIV. Actualmente existen 32 drogas antirretrovirales. La eficacia de los regímenes actuales, especialmente los basados en inhibidores de la integrasa, supera el 90%, con excelente tolerancia y más fácil adherencia al tratamiento. A pesar de la falta de una vacuna eficaz, el incremento global en la cobertura con el TARV ha logrado disminuir el número de muertes asociadas al sida y el de nuevas infecciones.

Si bien el TARV suprime eficazmente la carga viral, el HIV reaparece rápidamente una vez que el tratamiento es interrumpido, incluso luego de años de supresión viral. Ante la dificultad para eliminar completamente el virus del organismo, es necesario continuar el tratamiento de por vida. Este tratamiento prolongado conlleva al riesgo de generar intolerancia, efectos tóxicos, brechas en la adherencia y selección de mutantes resistentes. Por ello, hasta tanto se disponga de una vacuna capaz de prevenir la infección de todas las formas circulantes del HIV, es necesario desarrollar nuevas herramientas terapéuticas capaces de complementar y potenciar los efectos del tratamiento antirretroviral.

La posibilidad de combinar el TARV con otras terapéuticas dirigidas contra el reservorio viral ha cobrado interés en el último tiempo. En este sentido, los anticuerpos monoclonales de amplio espectro neutralizante dirigidos contra la glicoproteína de envoltura de HIV (bnMAbs) podrían potenciar al TARV debido a su capacidad para neutralizar partículas virales libres, inducir una mejor respuesta inmune y favorecer la destrucción de células infectadas con el HIV. Los primeros ensayos clínicos con bnMAbs han demostrado que la inmunoterapia combinada (dos o más bnMabs) puede contener la carga viral por períodos prolongados sin la aparición de resistencia.

Las metas del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) para el 2020 implican diagnosticar al 90% de las personas que viven con el virus, tratar al 90% de éstos y mantener con carga viral indetectable al 90% de los tratados. Esta estrategia de “tratamiento como prevención”, asociada la expansión de la terapia pre-exposición (PrEP) permitiría controlar la epidemia en poco más de una década. El desafío actual consiste en optimizar todos los recursos disponibles para diseñar mejores regímenes terapéuticos y profilácticos hasta tanto se logre desarrollar una vacuna efectiva contra todas las variantes circulantes del HIV. A través de la combinación de las drogas antirretrovirales disponibles con otras estrategias que potencien la actividad del sistema inmune, como ser la inmunoterapia con bnMAbs, asociadas a un contexto social libre de estigma y discriminación, podríamos alcanzar este objetivo.