La Asociación Norteamericana para el Progreso de la Ciencia (AAAS, American Association for the Advancement of Science) es una de las sociedades científicas más grandes e influyentes a nivel global, con más de cien mil miembros.

Publica la revista SCIENCE, seria y respetada, y a través de varios medios manifiesta con orgullosa autonomía el sentir de sus socios, que son en gran parte estadounidenses.

La llegada del nuevo presidente norteamericano ha provocado una explosión de protestas entre las cuales se cuentan la de los científicos, que en el editorial de SCIENCE en línea del 3 de febrero pasado (Informing policy with science), han tratado de explicar a las nuevas autoridades cuál es el rol de la ciencia en la política.

La voz portante es la de la presidente de la AAAS, también Decana de la Facultad de Artes y Ciencias de la Universidad Washington de St. Louis (USA).

La primera preocupación de los estudiosos norteamericanos parece ser que el nuevo presidente no comprende la importancia de los resultados que emergen de la investigación científica y que, en consecuencia, podría ofrecer informaciones o tomar decisiones que no tengan en la debida consideración los hechos demostrados científicamente.

Es obvio, dice AAAS, que la ciencia, por sí sola, no puede ni debe construir la política, su función es aquella de informar sobre el estado del mundo en sus infinitos aspectos y tratar de explicar el funcionamiento de la materia existente.

Pero si la ciencia, por sí sola, no puede suministrar soluciones políticas, puede, en cambio, dar todos los elementos necesarios para que cualquier decisión se base en las mejores evidencias científicas disponibles.

Y para completar la idea, subraya que las líneas políticas podrán ser exitosas, y sus acciones eficaces, solo si parten de un sólido conocimiento de los argumentos.

La prosperidad económica de los Estados Unidos, afirma la AAAS, depende de una investigación sana.  La ciencia funciona como catalizador del progreso en cuestiones de salud, tecnología, agricultura, energía, y así se convierte en una guía para la economía nacional.  La ciencia es merecedora, por lo tanto, de reconocimiento por el importante rol que desempeña.

Sin tapujos, AAAS manifiesta que el presidente de los Estados Unidos debería colocar en la nueva administración investigadores meritorios en lugar de personajes que tienden a rechazan las pruebas científicas, sobre todo en materias de importancia crítica como la salud o el calentamiento global.  Asimismo piden que con urgencia el presidente nombre un proprio consultor, pero que sea un miembro reconocido y respetado de la comunidad científica.

Recientemente hemos leído en la camiseta de un joven manifestante argentino el concepto la ciencia no tiene patria y creemos que es totalmente cierto porque no se puede pensar que una vacuna salvadora se deba usar exclusivamente dentro de los confines del país que la ha desarrollado (¡no es moralmente aceptable!) o que una misión espacial compleja se pueda enfrentar con recursos económicos y científicos de una sola nación.

Los ejemplos abundan, no es necesario citar otros casos de indispensable y exitosa cooperación internacional. El mensaje de la camiseta termina así: pero el hombre de ciencia sí tiene patria que sintetiza magistralmente la filosofía de la AAAS y –según creemos– el de todo científico a escala global.

Dra. Beti PiottoMiembro de RCAI

Referencia:

Schaal B., Informing policy with science. Science 03 Feb 2017, Vol. 355, Issue 6324, pp. 435.