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The Lancet, revista británica científicamente influyente en campo médico, el pasado 19 noviembre manifiestó abiertamente su preocupación por la elección de Donald Trump en el gobierno de los Estados Unidos.

Aunque en un periódico de estas características se exponen resultados de investigaciones de rigurosidad científica, también se asume un rol político evidente a través de la publicación de un editorial que destila inquietud acerca de las futuras acciones del presidente norteamericano en lo que concierne a la salud pública.

Sin tonos edulcorados, The Lancet toca argumentos delicados como: “…we must admit that we now have no idea what he has in mind for health care...” o “…advances for sexual and reproductive health and rights are likely to falter…”.

Del mismo modo Science, emanación de la American Association for the Advancement of Science, es una publicación que se considera una autoridad en argumentos científicos pero muy frecuentemente asume posturas en territorio político.  Por ejemplo, su campaña para capitalizar nuevos socios se basa en un mensaje de impacto: Be the force for science. We stand strong. We speak up for science, escrito encima de una imagen de la Casa Blanca.

Esta estrategia publicitaria busca concientizar a la población y transmitir un mensaje muy claro: la ciencia tiene que ser considerada entre las decisiones prioritarias de la nación.

El pasado 16 de noviembre Science publicó un artículo sobre los  recortes de fondos a la investigación en Argentina (Argentina’s scientists engulfed in budget crisis) en el que define los retoques al presupuesto nacional como un “soplo paralizante” a los estudios argentinos en 2017 y un motivo determinante para el éxodo de los científicos que irían a aumentar el actual número de 7.000 investigadores argentinos residentes en el exterior.

El artículo contiene además cifras y opiniones de investigadores argentinos.