Beti Piotto, RCAI

La polinización es un transporte que permite depositar la parte masculina de una flor (polen) en la parte femenina de otra flor (ovario) de la misma especie. El transporte es un servicio ecosistémico llevado a cabo por numerosos vectores: aire, agua, animales. Los insectos son los animales más activos en este servicio y entre los insectos las abejas son las más eficientes.

La polinización permite la fecundación y, por ende, la formación de frutos y semillas (derivados de una fecundación cruzada). Aunque no todas las especies necesitan de una fecundación cruzada, para al menos 1500 especies y variedades cultivadas y para el 80% de las plantas silvestres la polinización conducida por los insectos es indispensable para la fecundación cruzada y la consecuente formación de frutos y semillas.

Los cambios climáticos, la banalización del territorio, el uso intensivo de pesticidas ha provocado una marcada disminución de los insectos con todo lo que ello comporta para la seguridad alimentaria.

 

 

Homo sapiens anula las armonías naturales que se han alcanzado después de millones de años de evolución y luego, para reparar el daño, ofrece soluciones torpes, por no decir absurdas. Si un mecanismo ha funcionado bien durante millones de años, la lógica sugiere que volvamos al modelo original y no que se inventen alternativas grotescas. Hoy la disminución progresiva de insectos es una crisis global. Las causas son numerosas, pero ciertamente el uso masivo de pesticidas en un modelo de agricultura intensiva tiene un papel decisivo. Entre las muchas víctimas de los agrotóxicos se encuentran las abejas y otros Apoideos (superfamilia de himenópteros que comprende abejas, abejorros, avispas) que, en condiciones normales, realizan, en forma gratuita y con beneficio mutuo, el servicio ecosistémico de la polinización.

La importancia de los polinizadores deriva del hecho que muchas especies vegetales necesitan obligadamente que la fecundación sea cruzada o sea che la parte masculina (polen) y la parte femenina pertenezcan a individuos distintos (de la misma especie). Son numerosos e interesantes los mecanismos con los cuales se satisface en las plantas esta exigencia biológica (el cruzamiento) cuya consecuencia es el aumento de variabilidad genética de la descendencia, elemento utilísimo para la evolución de la vida.

Actualmente, los cultivos que dependen de los polinizadores contribuyen con el 35% de la producción agroalimentaria mundial (IPBES 2016), mientras que 1500, entre especies y variedades de plantas cultivadas, necesitan el servicio de polinización (Klein et al. 2007), operado en particular por insectos, para producir semillas y frutos. El valor general de los servicios ecosistémicos proporcionados por la polinización se ha estimado globalmente en alrededor de 225 mil millones de dólares (datos de 2010), pero es probable que la cifra sea significativamente mayor (Hanley et al. 2015). En el sector no agrícola, los insectos juegan un papel central en una variedad de procesos, incluido el ciclo de nutrientes, ya que son una fuente de alimento para niveles tróficos más altos, como aves, mamíferos y anfibios. Se estima que el 60% de las aves depende de los insectos como fuente de alimento y el 80% de las plantas silvestres dependen de los insectos para la polinización (Hallmann et al.2017). Por otra parte, se calcula que las poblaciones de mariposas que frecuentan los prados europeos disminuyeron de un 50% entre 1990 y 2011 y esa misma tendencia se aplica a taxones bien estudiados como las abejas y las polillas. En cuanto a las aves, la Unión Europea ha perdido el 57% desde 1980, todas con hábitat en ambientes agrícolas. Las mariposas, las abejas y otros insectos polinizadores también están en grave declive.

Los servicios ecosistémicos proporcionados por los insectos (no domésticos) se estimaron en 57 mil millones de dólares al año en los Estados Unidos (Losey y Vaughan 2006). La forma en que los sistemas biológicos complejos y los servicios ecosistémicos correspondientes, como la polinización, responderán al cambio climático dependerá en gran medida del contexto y, por esta razón, los pronósticos serán difíciles e inciertos. Sin embargo, es muy probable que un aumento de temperatura de 3.2°C reduzca el número actual de insectos a la mitad para 2100. Otros impactos se referirán a las variaciones en la distribución geográfica de los patógenos que afectan a los polinizadores y al aumento de su virulencia. Además, el aumento de CO2 en la atmósfera conducirá a la reducción progresiva del contenido de proteína del polen con los consiguientes cambios en la biología de los polinizadores (Ziska et al. 2016). En lugar de actuar sobre las causas del problema, algunos países orientales a veces proceden a la polinización manual de huertos y plantaciones. Gracias a una legislación muy tolerante, emplean personas y niños capaces de trepar a los árboles con una botella de polen y un cepillo. En los países industrializados de Occidente, por otro lado, se está trabajando intensamente en el diseño y construcción de drones polinizadores. La hipocresía quiere que a estos dispositivos se den los colores de las abejas. La oferta de drones polinizadores es abundante, aquí solo se enumeran algunos de los numerosos sitios que se ocupan de ellos:

Festival del verde e del paesaggio

GreenMe

Growing produce

¡Si se nos muere una hermosa planta de malvones, la solución no puede ser su reemplazo por una de plástico! Una debacle agroambiental se resuelve luchando contra las causas. 

El WWF declara que más de 3600 científicos de 36 países, incluidos 240 italianos, dicen que la actual Política Agrícola Común (PAC) se encuentra entre los principales factores que llevaron a la actual emergencia climática y la pérdida de biodiversidad, además de haber fracasado en alcanzar objetivos socioeconómicos para las zonas rurales. El modelo de agricultura intensiva promovido por la PAC, dice el WWF, conduce directamente a la pérdida de biodiversidad, a la contaminación del agua y el aire y contribuye a la crisis climática (https://www.wwf.it/cambiamoagricoltura.cfm). En este panorama madura la crisis de los polinizadores.

Numerosas asociaciones ambientalistas solicitan a la Unión Europea que aumente significativamente el apoyo a la transición de los agricultores hacia una agricultura más sostenible y respetuosa con la naturaleza. Entre las muchas solicitudes, se invita a establecer un porcentaje mínimo del 10% del área agrícola destinada a hábitats naturales como cercos vivos, matorrales, franjas de flores silvestres o estanques y que se asegure una disminución en la dependencia de productos químicos sintéticos, pesticidas y fertilizantes químicos, asegurando mayor apoyo a la agricultura orgánica y biodinámica. La Asociación Italiana de Apiterapia (www.apiterapiaitalia.com), por su parte, transmite la importancia de las abejas como insectos fundamentales para el medio ambiente y sostiene que los productos de la colmena pueden ser efectivos en la apiterapia solo si se obtienen en territorios saludables y libre de contaminantes. Se sabe que algunos productos de abejas pueden concentrar productos nocivos: la cera, por ejemplo, es la matriz en la que las sustancias nocivas se concentran en más altas dosis y por más largo tiempo. Las investigaciones toxicológicas sobre la cera de abejas, de hecho, pueden describir la calidad del medio ambiente en el que viven las abejas en un determinado territorio.

Más allá de los beneficios para la salud, la alimentación y los ecosistemas, los polinizadores afectan los mercados globales de alimentos, ya que los cultivos polinizados por animales tienen usualmente un precio de venta más alto que aquellos que no son polinizados. Para dar un ejemplo, algunos de los más importantes cultivos que dependen de los polinizadores son el cacao, las almendras y el café (CONICET, 2016).

Algo se mueve en Europa 

Preservar la abundancia y diversidad de los insectos debería ser una prioridad de conservación primaria. La intensificación agrícola, incluida la desaparición de los márgenes de campo y los nuevos métodos de protección de cultivos, ha provocado una disminución general de la biodiversidad de plantas, insectos, aves y otras especies. La pérdida principal, y hasta ahora poco considerada, de biomasa de insectos, que también ocurre en áreas protegidas, agrega una dimensión nueva e inquietante que tendrá efectos en cascada en los niveles tróficos y numerosas otras consecuencias en el ecosistema. Es urgente identificar las numerosas causas de esta disminución, su extensión geográfica y comprender las consecuencias para los ecosistemas y los servicios de los ecosistemas.

Afortunadamente, algunos países de la Unión Europea consideran estratégico el papel de los polinizadores. Alemania, por ejemplo, anunció en 2019 la aplicación de un “Plan de acción para la protección de los polinizadores” (Aktionsprogramm Insektenschutz 2018) que prevé una inversión de 100 millones de euros, de los cuales 25 millones están destinados a la investigación. La decisión deriva de la constatación que en los últimos 30 años ha habido una pérdida del 75% de la biomasa de insectos (Hallmann et al. 2017). El plan del gobierno alemán incluye algunas de las recomendaciones del famoso entomólogo Lars Krogmann, del Museo de Historia Natural de Stuttgart, quien en 2018 coordinó el grupo de científicos alemanes que desarrollaron un plan de nueve puntos con recomendaciones para revertir la disminución de los insectos. El plan avanza en la dirección correcta porque quiere contrarrestar la desaparición de insectos con acciones concretas:

  • Limitación del uso de pesticidas y, en particular, la eliminación gradual, para diciembre de 2023, de cualquier uso de glifosato, el herbicida de amplio espectro más común y más usado en el mundo y que a menudo termina eliminando las plantas nativas de las que los insectos se nutren. El uso de glifosato por parte de las agencias gubernamentales y la compañía ferroviaria nacional se eliminará gradualmente; también se examinará el efecto de las drogas utilizadas en medicina veterinaria sobre los insectos (algunos tratamientos con pesticidas en el ganado pueden dañar los escarabajos de estiércol).
  • Se tomarán medidas para reducir la contaminación lumínica, que puede alterar el comportamiento de los insectos nocturnos, evitando que encuentren comida o partners para aparearse.
  • 25 millones de euros del plan se utilizarán para investigación y monitoreo, con el desarrollo de una red nacional de monitoreo de insectos, parte de un programa de monitoreo de biodiversidad más amplio, y estudios sobre las posibles causas de la disminución de insectos y las formas más seguras para revertir la tendencia. Además, brindará apoyo para la capacitación en taxonomía, ya que hay pocos taxonomistas calificados para identificar las miles de especies de insectos en Alemania.
  • Defensa de una agricultura extensiva y sostenible.
  • Aumento de la biodiversidad en los pastizales y los prados en general.
  • Aumento de la naturalidad en las zonas verdes públicas y defensa de los insectos polinizadores, incluso los salvajes.
  • Sostén para crear una conciencia generalizada de la población sobre estos temas; en estos programas, el papel de los ciudadanos adquiere una importancia decisiva.

La situación de los polinizadores en Argentina

La crítica situación de las abejas puede dar una idea clara de la condición de los polinizadores en Argentina. 

Argentina es el segundo exportador de miel del mundo (81.000 toneladas en 2016, 70.000 en 2017), alrededor del 95% de la miel producida se destina a la exportación, sobretodo hacia los EEUU, Alemania y Japón. En los últimos años el trend productivo está bajando peligrosamente porque las abejas son muy sensibles a los agroquímicos, al monocultivo y al cambio climático: la pérdida de estos insectos ha alcanzado un 30% anual según datos del Centro de Investigación de Abejas Sociales (Ingrassia, 2019). Es evidente que el abuso de los agrotóxicos produce daños serios, y para empeorar la situación, en Argentina está permitido el uso de agroquímicos muy potentes que en Europa están prohibidos.

En Argentina, el 64% del área cultivada, que aporta aproximadamente el 45% de la producción total medida en toneladas, requiere la participación de abejas, avispas, moscas, mariposas, polillas, cascarudos, mariquitas, colibríes y hasta murciélagos, en mayor o menor medida, para garantizar o aumentar la producción de frutos y semillas. El 74% de los cultivos en Argentina, depende directa o indirectamente de animales polinizadores.

Estudios científicos internacionales muestran, incluso, que la polinización animal puede influenciar positivamente la composición química de frutos y semillas, incrementando su valor nutricional. Los datos surgen de un informe que investigadores argentinos confeccionaron a fines de 2018, a pedido de la Secretaría de Ambiente de la Nación. En el documento, trazan un pormenorizado diagnóstico de la situación en el país y proponen un conjunto de iniciativas para la protección de los polinizadores.

El informe “Situación de los polinizadores en la Argentina. Propuestas para su conservación” fue elaborado por Leonardo Galetto, Lucas Garibaldi, Marcelo Aizen y Natalia Chacoff. Los tres primeros habían participado previamente, junto a un equipo internacional de científicos, en el report “IPBES, The assessment report of the Intergovernmental Science-Policy Platform on Biodiversity and EcosystemServices on pollinators, pollination and food production”, que IPBES publicó en 2016 (ver Bibliografía).

Uno de los datos sobresalientes del informe argentino indica que en nuestro país se han identificado 1084 especies de abejas. En este sentido, nuestras regiones áridas y semiáridas constituyen uno de los siete centros del mundo con mayor diversidad de abejas silvestres. Los bosques templados de la Patagonia poseen una de las incidencias más altas de polinización por aves conocida en el mundo: el protagonismo se lo llevan los picaflores.

Lucas Garibaldi (Universidad Nacional de Río Negro), investigador apreciado a nivel internacional. afirma que, paradójicamente, por un lado, se pierden muchas especies de polinizadores silvestres, mientras por el otro, la agricultura argentina depende cada vez más de polinizadores porque se plantan, en proporción, más cultivos que se ven beneficiados por la acción de estos animales. Es decir, que es un servicio ecosistémico que va disminuyendo, pero del que cada vez se necesita más.

Las acciones que se pueden implementar para mejorar la condición de los polinizadores fueron resumidas en un trabajo publicado en la revista Science (Dicks et al, 2016) del cual Leonardo Galetto, CONICET y IMBIV de Córdoba, es coautor. Las mismas incluyen, entre otras medidas, la promoción de sistemas agrícolas diversificados, la implementación de estándares más severos en el uso de pesticidas y la regulación del comercio de abejas manejadas. No debe sorprender que las recomendaciones se parezcan al ya citado “Plan de acción para la protección de los polinizadores” elaborado en Alemania (2018) porque las causas de la crisis de los insectos son similares en todo el mundo, y las soluciones también.

Bibliografía

  1. Aktionsprogramm Insektenschutz, Gemeinsam wirksam gegen das Insektensterben, 2018. pp.66. link
  2. Dicks, L., Viana B., Bommarco R., Brosi B., Arizmendi M., Cunningham S., Galetto L., Hill R., Lopes A., Pires C., Taki H., Potts S., 2016. Ten policies for pollinators. Science 354 (6315): 975-976 link
  3. Hallmann C.A., Sorg M., Jongejans E., Siepel H., Hofland N., et al., 2017. More than 75 percent decline over 27 years in total flying insect biomass in protected areas. PLOS ONE 12(10): e0185809. link
  4. Hanley N., Breeze T.D., Ellis C., Goulson D., 2015. Measuring the economic value of pollination services: Principles, evidence and knowledge gaps. Ecosystem Services 14: 124-132. link
  5. Ingrassia V., 2019. Por qué en la Argentina se pierde el 30% de las colmenas por año. INFOBAE 2/1/2019 link
  6. IPBES, 2016. Summary for policymakers of the assessment report of the Intergovernmental Science-Policy Platform on Biodiversity and Ecosystem Services on pollinators, pollination and food production. S.G. Potts, V. L. Imperatriz-Fonseca, H. T. Ngo, J. C. Biesmeijer, T. D. Breeze, L. V. Dicks, L. A. Garibaldi, R. Hill, J. Settele, A. J. Vanbergen, M. A. Aizen, S. A. Cunningham, C. Eardley, B. M. Freitas, N. Gallai, P. G. Kevan, A. Kovács-Hostyánszki, P. K. Kwapong, J. Li, X. Li, D. J. Martins, G. Nates-Parra, J. S. Pettis, R. Rader, and B. F. Viana (eds.). Secretariat of the Intergovernmental Science-Policy Platform on Biodiversity and Ecosystem Services, Bonn, Germany. 36 pages.  link
  7. Klein A.M., Vaissière B.E., Cane J.H., Steffan-Dewenter I., Cunningham S.A., Kremen C., Tscharntke T., 2007. Importance of pollinators in changing landscapes for world crops. Proceedings of the Royal Society B 274: 303-313. 
  8. Losey J.E., Vaughan M., 2006. The economic value of ecological services provided by insects. Bioscience 56(4):311–323.
  9. Ziska L., Pettis J.S., Edwards J., Hancock J.E., Tomecek M., Clark A., Dukes J.S., Loladze I., Wayne Polley H., 2016. Rising atmospheric CO2 is reducing the protein concentration of a floral pollen source essential for North American bees. Proc. R. Soc. B 283: 20160414. link

Sitografia

CONICET, 2016 link